SUBMUNDOAVILA.




" NO TENGO NI LA MITAD DE MIEDO A SATAN COMO EL QUE TENGO A LOS QUE LE TEMEN. "


Santa Teresa de Ávila 1515 - 1582



lunes, 3 de febrero de 2014

SOBRE LA RELACION ENTRE RELIGIÓN Y MISOGINIA.



“Si no se hubiera entrenado al hombre, a través de la Religión, en la creencia de que la mujer fue creada para él, la Iglesia no hubiera predicado por 1800 años la degradación moral de la mujer, y la larga consecución de legislación para ellas como esclavas jamás hubiera tenido lugar, ni los obstáculos en el camino del cambio hubieran sido tan numerosos ni tan persistentes.” Así describía Matilde Joslyn Gage cómo la Religión inculcó los criterios machistas de manera tan efectiva y contribuyó a entorpecer los esfuerzos de miles de hombres y mujeres que luchan para erradicar los males sociales que esto acarreó. Pero el mundo no sólo se ha visto afectado en este sentido, existen muchos otros aspectos en que la Religión modifica negativamente la vida de las personas, incluso para los no creyentes.

Muchas personas creen encontrar en la Religión su moralidad y la justificación para actuar o pensar de tal o cual modo. La Religión es, sin lugar a dudas, una fuente de ideas sectarias y prejuicios absurdos. No debemos olvidar que del pensamiento religioso provienen muchos de nuestros usos y costumbres, así como el fundamento para eliminarnos en guerras y conquistas. En la actualidad, las religiones, sobre todo las abrahámicas, se han transformado en verdaderos lastres sociales, entrometiéndose en temas como el matrimonio igualitario, la eutanasia, el sexo extramatrimonial, el divorcio, e incluso en diferentes expresiones culturales que se suelen tildar de blasfemia.

Pero pocas cosas nos clarifican tanto al respecto del modo en que la religiosidad afecta nuestras vidas, como el menosprecio que millones de mujeres han sufrido históricamente a causa del discurso misógino y autoritario de las doctrinas en cuestión. El cristianismo, con su parafernalia de culpas y castigos infernales, no hizo más que demonizar a la mujer, cubriéndola con acusaciones de pecaminosidad, sobre todo con lo relacionado al sexo; la transformó en la hacedora del mal, el origen del pecado, y la personificación del deseo que aleja al hombre del sendero de la virtud y de Dios. El islamismo, por su parte, contribuyó a transformar a la mujer en una simple esclava del hombre, sin opinión ni derechos, exacerbando la potestad del género masculino sobre su o sus mujeres, y transformando a esposas, hijas y hermanas en simples mercancías u objetos de los cuales disponer según se lo considere conveniente.

El islam establece una suerte de hermandad religiosa que anula todos los demás vínculos, por ello es tan difícil para la mujer emerger en un contexto donde se le priva de opinar al respecto de su propio destino. No es muy diferente en Occidente, donde muchas mujeres fomentan las ideas impuestas por el cristianismo y reivindican criterios como la virginidad y la abstinencia sexual. Así, las culpas y el menosprecio se transmiten a las siguientes generaciones, y nuevamente la mujer se convierte en el más notorio símbolo de la sumisión incondicional que el ideario religioso le ha condenado a perpetuar.


Nota: Tanto el cristianismo como el islamismo tienen una raíz común: el judaísmo. En las tres religiones abrahámicas la mujer ha sido históricamente menospreciada y tratada como un Ser sin méritos propios o capacidades de cualquier tipo, salvo, por supuesto, las de encargarse de las tareas domésticas.


-Pablo-

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